La clasificación de los suelos laminados a través del sistema AC y la clase de uso es un estándar normativo europeo aceptado en el sector de las tarimas flotantes que permite valorar una serie de criterios para calificar un suelo laminado como más o menos resistente.
Todo lo referente a estas clasificaciones viene recogido en la norma europea, que tiene su trasposición al reglamento español en la norma UNE- EN 13329: “Revestimientos de suelo laminado. Especificaciones, requisitos y métodos de ensayo”.
Esta norma fue creada por la Asociación de Fabricantes Europeos de Suelos Laminados (EPLF) y cuenta con el reconocimiento de todo el sector.
Para poder entender estos conceptos, es necesario tener en cuenta que no debemos contemplar estas dos clasificaciones de forma aislada, sino que lo óptimo es tomar ambas en consideración de forma simultánea. De esta forma, podremos valorar mucho mejor la calidad y resistencia de un suelo laminado y, en consecuencia, podremos elegir mejor.
Hoy queremos profundizar en este tema para darte las claves y criterios de elección de tu próximo suelo laminado.
La Clasificación AC en los Suelos Laminados
¿Qué es la Clasificación AC y de qué depende?
La clasificación AC es una medida de la resistencia al desgaste o la abrasión que tiene un suelo laminado. Esta clasificación mide el nivel de abrasión que puede soportar un suelo, y depende directamente de la capa de melamina u overlay. De tal forma que los suelos con clasificación AC mayor, tendrán una capa de melanina más resistentes a los arañazos y rozaduras.
Sistema de Medición: el Test de Abrasión
Este test consiste en una máquina que va realizando pasadas sobre el suelo con una lija, simulando de esta forma el desgaste. La clasificación establece que:
- los suelos AC1 soportan hasta 900 pasadas
- los suelos AC2 soportan hasta 1.800 pasadas
- los suelos AC3 soportan hasta 2.500 pasadas
- los suelos AC4 soportan hasta 4.000 pasadas
- los suelos AC5 soportan hasta 6.500 pasadas
En consecuencia, los suelos AC5 son los que ofrecen el mayor nivel de resistencia al desgaste. Pero quedarnos sólo con esta clasificación, es demasiado simplista. Ya que, como hemos comentado, AC solo mide la resistencia al desgaste, y en realidad la resistencia de un suelo laminado es un concepto que requiere de una valoración más amplia, tomando también en consideración la clase de uso.
La Clase de Uso en los Suelos Laminados
¿Qué es la Clase de Uso y de qué depende?
Como comentábamos antes, para poder valorar de forma adecuada la resistencia de un suelo, es necesario tomar en consideración de forma conjunta dos criterios: el sistema AC y la clase de uso.
La clase de uso, incluida en la norma mencionada, clasifica el suelo laminado en función del nivel de tránsito que puede soportar. De esta forma, cataloga cada suelo dependiendo de si es apto para un uso doméstico, comercial o industrial.
La clase de uso de un suelo laminado depende de varios aspectos. Pero el más importante de todos ellos es el tablero. Así, un tablero robusto, con una densidad HDF y elaborado con fibras de madera de alta calidad, ofrecerá un nivel de resistencia mayor y, por lo tanto, una clase de uso mayor. No debemos caer en el error de que un tablero más grueso va a ser más resistente, ya que lo que realmente define su resistencia es su densidad. Podemos tener un tablero más grueso que otro, pero con una menor densidad.
Sistema de Medición de la Clase de Uso
La clase de uso asigna un número al suelo laminado que determina para qué uso es apto.
- Clase 21 – Para uso doméstico moderado.
- Clase 22 – Para uso doméstico general.
- Clase 23 – Para uso doméstico intenso.
- Clase 31 – Para uso doméstico intensivo – comercial moderado.
- Clase 32 – Para uso doméstico intensivo – comercial normal.
- Clase 33 – Para uso doméstico intensivo – comercial intensivo.
- Clase 34 – Para uso doméstico intensivo – industrial moderado.
Teniendo en cuenta esta clasificación, podemos escoger un suelo laminado adaptado a nuestro nivel de uso.
En Extremeña de Tarimas siempre recomendamos al cliente valorar primero las necesidades que tiene y en base a ello, le sugerimos el suelo que mejor comportamiento y rendimiento tendrá para él.
¿Buscas un Suelo Laminado?
Te ofrecemos una selección en Suelos Laminados de calidad adaptados a distintas necesidades
¿Cómo debe ser la Instalación del Suelo Laminado y del Suelo Radiante para obtener la máxima eficiencia energética?
Debemos tener en cuenta que lo que incrementa el consumo en este tipo de sistemas de calefacción o refrigeración radiante viene generado principalmente por las pérdidas ocasionadas a consecuencia de un inadecuado aislamiento y una mala instalación.
Instalación del Sistema de Suelo Radiante
Cuando se realiza una instalación de suelo radiante, ya sea de calefacción y/o refrigeración, es muy importante que el panel aislante que se coloque debajo de los tubos de agua sea de gran calidad. Y que además se coloque bien, sin dejar ningún hueco por donde pueda producirse un escape o una pérdida de calor, ya que ésta es la causa principal que produce las mayores pérdidas de calor en las viviendas.
Si escogemos un buen panel aislante térmico, cuando posteriormente se coloque la tarima encima, el calor siempre se escapará por arriba, lográndose así la máxima eficiencia energética.
Otro elemento a considerar en la instalación del sistema de suelo radiante, es la elección del mortero que se vierte sobre el trazado de canalizaciones. Este mortero es el responsable de darle al sistema una inercia térmica óptima, por lo que elegirlo adecuadamente garantizará una buena conductividad del calor o del frío a la vivienda.
Estos dos aspectos son esenciales para que el sistema consiga una máxima eficiencia energética y se reduzca el consumo de energía.
Instalación del Suelo Laminado
A la hora de instalar el suelo laminado sobre el sistema de suelo radiante, se emplea una base aislante cuya función principal es la de aislar la tarima y evitar el ruido y el desplazamiento de las tablas.
En el caso de Parador, nosotros solemos recomendar la elección de la base Akustic 100, en la que Parador, para su fabricación, ha utilizado materiales con una muy buena conductividad. La base Akustik 100 ofrece unas excelentes características, aumentando el rendimiento y facilitando la transmisión del calor o el frío.
Control de la Temperatura
Cuando se realiza una instalación de suelo radiante con suelo laminado, debe montarse con un termostato para no exceder la temperatura máxima de 27 ºC. Esto asegura un control del suelo obteniendo mejor comportamiento en su dilatación.
El calefactor realiza un cálculo de pérdidas para que el sistema cumpla con los requisitos de calefacción o refrigeración. De esta forma, la sonda térmica, que controla la temperatura, ordena a los compresores intercambiadoras de calor-frío que tengan paradas más largas, contribuyendo con ello a que se reduzca el consumo energético.
Si la instalación del suelo radiante se ha realizado correctamente, se ha elegido un buen panel aislante y un mortero adecuado, entonces se conseguirá un óptimo aprovechamiento de la energía.
Hay que tener en cuenta que, en las instalaciones realizadas con suelos laminados, si queremos tener la vivienda caliente a cierta hora, hay que poner la calefacción dos horas antes para acondicionar la vivienda (por el desfase de tener más aislamiento) y podemos apagarla dos horas antes ya que las pérdidas de calor son menores.
Ventajas de la Instalación de Suelos Laminados en Sistemas de Calefacción o Refrigeración por Suelo Radiante
Los suelos laminados son una de las opciones preferidas por las muchas ventajas que ofrecen:
- excelente transmisión térmica con un bajo consumo energético (alta eficiencia energética)
- facilidad de montaje y desmontaje, permitiendo la reparación del sistema de calefacción o refrigeración radiante, si éste está dañado.
- facilidad de sustitución o cambio del suelo laminado, si queremos otro estilo. Esto no ocurre con otros suelos, como por ejemplo los cerámicos, que requieren un mayor coste y se suelen quedar para toda la vida.
- Buena resistencia y durabilidad.